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DE LA SABIDURIA DEL CAMPO A TUS MANOS

Doña Rosa, ejemplo de trabajo y amor por el campo


Hace unos años, doña Rosa no sabía mucho sobre trabajar la tierra y aunque estuvo rodeada de campo, sus manos habían estado ocupadas en otros oficios y cuidando a su hijo. No fue hasta el año 2.000 que, un letrero en el camino le hizo pensar en nuevas posibilidades. “Escuela campesina” decía aquel aviso y sin saber mucho en qué se estaba metiendo decidió inscribirse para aprender algo nuevo.

Con el tiempo aprendió a trabajar la tierra, en los grupos de la escuela campesina empezaron a entender más sobre las propiedades de algunas plantas y conoció amigos que la apoyarían en sus ideas y le darían fuerza para seguir adelante. Algunas decidieron unirse y a través de un proyecto de tesis de un laboratorio de paz montaron su emprendimiento con el apoyo de personas que creyeron en ellas. Lograron montar su propio laboratorio y desarrollaron varios productos que estudiantes universitarios analizaron como parte de sus asignaturas.

 

 

Pero las ventas no estaban llegando a los puntos esperados y los costos fijos de la operación estaban dejando sin recursos a la asociación, doña Rosa se sintió frustrada y con mucho dolor, estaba decidida a cerrar todo para empezar en otro camino desde cero.

Sin embargo, amigos que había hecho en el camino la animaban a que siguiera trabajando y una nueva oportunidad apareció para doña Rosa. Se trataba de “Somos Rurales” un programa de emprendimiento familiar, que busca potenciar las capacidades productivas en personas de la ruralidad, víctimas del conflicto armado para promover el empleo y autoempleo sostenibles.

 

 

Ellos necesitaban una organización que pudiera ejecutar el programa en la zona de Oriente y las personas que conocían a Rosa no pudieron pensar en nadie mejor que ella para liderar esta misión. Doña Rosa aceptó el reto y hoy, 145 familias trabajan en el negocio de los aromáticas de la mano con este programa.

El esfuerzo de doña Rosa por hacer bien las cosas se nota en el cuidado de los cultivos y en la forma de enseñarle a otros cómo sembrar y cosechar estas plantas poderosas que llevan magia por dentro. A ella la motiva compartir su conocimiento y ver que el trabajo va dejando un legado, una empresa que sigue creciendo y abriendo oportunidades en el campo

Ahora la asociación está más organizada que nunca y además de desarrollar su propia marca, Somos Campo, este equipo ha demostrado que pueden asumir retos grandes y que ningún trabajo les queda grande.

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